Es una posible continuación de el péndulo
Amo esta cosa tan rara
de mirar el cambio
de las manecillas del reloj
por largo rato
para varios será perder mi tiempo
observando como corre el propio tiempo
y no lo niego
pero siempre es digno del aplauso
ese mágico cambio entre un minuto y otro
entre el azul de la mañana
con su primer rayo de luz
entre el morado de la noche
y su primer hilo de plata.
Siempre sabré que entre el siete y el ocho
hay cinco segundos de diferencia.
Yo lo miro fijamente, en silencio
tomando el papel del segundero
(sintiéndome el relojero)
moviéndome al ritmo de los parpadeos
del espectro del argón,
siempre visible en un segundo
y que a cada rato se me olvida
tomo un minuto en desacuerdo
porque esta vez
el péndulo no ha parado de sonar
ni mi corazón de latir.
echo un ojo al reloj y se rompe el tiempo
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